Aunque podemos alegar que la A.S.C. ha existido siempre, sobre todo en los
pueblos donde la vida ha sido bastante comunitaria entorno a la plaza o
cualquier otro lugar de encuentro. Los términos de Animación Sociocultural y
animador se utilizan por primera vez en 1950, cuando la UNESCO al referirse a
la actividad de grupo la denomina “animation
Socioculturelle”.
Los cambios sociales ocurridos tras
la Segunda Guerra Mundial, dan paso a una sociedad que se caracteriza por el
individualismo y la disgregación social, aparecen nuevas formas de marginación
social, económica y psicológica con una falta de capacidad del individuo para
afrontarlas. Es ahí donde surge la Animación Sociocultural como medio para conseguir
el cambio y preparar a la comunidad para ello, salir de la crisis buscando y
desarrollando soluciones en,
desde y para la comunidad.
En el nacimiento y evolución de la ASC aparecen dos corrientes que tienen
su origen en dos formas de intervención social diferentes pero que al mezclarse
han formado la Animación Sociocultural como actualmente la conocemos.
DESARROLLO COMUNITARIO: Es el proceso mediante el
cual el pueblo participa en la planeación y ejecución de programas tendientes a
elevar su nivel de vida
ESTADO DE BIENESTAR: Que se desarrolla en Europa
y en EEUU y que sustenta la llamada “Civilización del ocio” conocida
como las de las tres “D”: Descanso, Diversión y Desarrollo.
Esta corriente da lugar a movimientos de Educación para el tiempo libre y
el ocio como los campamentos, colonias de verano, y otras actividades por el
estilo que desembocan en la educación del tiempo libre como tiempo de
desarrollo personal en todos los ámbitos y para todas las personas.
Desde la Animación Sociocultural, y en el
marco que constituye la Educación Social, se intenta atender a las necesidades
de la comunidad para así transformar la realidad. La animación se concibe como
un medio para potenciar el desarrollo de las comunidades y apuesta por la
democracia cultural.
Educar en el estilo de la animación significa
crear relaciones educativas que potencian a la persona y a sus capacidades, y
la hacen sujeto activo, consciente y responsable de los procesos que influyen
en su propio crecimiento. La animación representa una modalidad educativa que
valora y tiene en cuenta tanto los dinamismos interiores de la persona, como
las adecuadas intervenciones educativas que contribuyen a
suscitarlos.
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